El 1 de julio del 2018 se votará por 3,236 puestos de elección popular, entre los que se cuentan Presidente de la República, la renovación de la Cámara de Senadores y Diputados, nueve gubernaturas, y centenares de presidencias municipales y diputaciones locales.
Con el fin de acompañar y monitorear momento a momento la evolución de las preferencias electorales entre los ciudadanos, y las causas de dicha evolución, CEDE ofrecerá una serie de seminarios en los que se irán mostrando coincidencias y diferencias entre las diferentes mediciones metodológicamente sólidas, así como reflexiones derivadas de dicho monitoreo.
En este contexto, por invitación del CIDE y en particular del Director de la División de Estudios Políticos del CIDE, Javier Aparicio, el miércoles 8 de noviembre se presentaron dos mesas de discusión que comenzaron a abordar estos temas. A continuación, una breve síntesis de lo que se compartió en esas mesas.
Mesa 1
Roy Campos
Roy presentó una gráfica muy interesante comparando su seguimiento de encuestas pre electorales de las últimas dos elecciones presidenciales, 2006 y 2012, con el seguimiento actual rumbo a las elecciones del 2018. La conclusión evidente es que los resultados finales de las dos elecciones pasadas fueron muy diferentes a lo que se midió el noviembre previo a dichas contiendas. Evidencia clara de cómo las encuestas son una fotografía del momento, no predicciones. Y no pueden ser predicciones porque la opinión pública se modifica, responde, a la información y los estímulos emocionales que va recibiendo día a día.
Dicho lo anterior, Roy Campos presentó el estatus actual de las preferencias electorales que muestran un escenario cerrado a nivel partidista, y un escenario con ventaja para López Obrador al medir las preferencias de candidatos junto con las alianzas partidistas que los postularán.
Este escenario es reciente, hasta hace pocos meses se medía a un PRI muy débil, arrastrado por la baja aprobación del presidente Peña Nieto, y en particular por el gasolinazo de principios de año. Un PAN-PRD-MC muy competitivo, particularmente con Margarita Zavala frente a López Obrador de Morena-PT. Luego del triunfo del PRI en el Estado de México, y de la salida de Margarita Zavala del PAN para irse como candidata independiente, la situación cambió. La preferencia por AMLO, el PRI y un independiente creció, mientras que por la alianza PAN-PRD bajó.
Hacia adelante hay variables que harán que el escenario actual se modifique nuevamente, principalmente quién será finalmente el candidato de cada partido o alianza, de hecho saber si la alianza PAN-PRD-MC se consolida o se separa, conocer si Margarita Zavala y alguien más logra juntar las firmas necesarias para convertirse en candidata Independiente. Y una vez decidida esa parte, vendrán las campañas en sí que pueden o no influir en la evolución de las preferencias.
Francisco Abundis
Paco Abundis presentó varios análisis interesantes. En el primero afirmó que el consenso que había existido entre los encuestadores que publican encuestas se había roto el mes de octubre. No hubo coincidencia plena ni en el puntero ni en el ranqueo. Lo cierto es que a lo largo de ese mes varias cosas ocurrieron que generaron un aumento del PRI y la caída del PAN, la principal de las cuales fue la salida de Margarita Zavala del partido. Un segundo análisis por demás valioso fue la comparación del perfil sociodemográfico de los votantes de AMLO en 2006 y en 2012, medidos mediante exit polls, y un esbozo de comparación con la actualidad, aunque éste último por provenir de un tamaño de muestra reducido a nivel nacional, 800 casos, lo hace menos confiable. Un tercer análisis se centró en la postura en torno a varias temáticas entre los votantes de cada partido, y como estas se modificaban o no al unirse varios de ellos en alianzas. Uno de los hallazgos más relevantes es la similitud en el perfil actitudinal de los votantes de López Obrador y el de aquellos que quisieran votar por un candidato Independiente. Esto es, posturas más críticas y más antisistema que el resto de los segmentos. En preferencia efectiva el segmento de votantes independientes es de alrededor del 10% del voto. La existencia de un eventual candidato Independiente y el perfil específico determinará a qué partido o alianza le reste votos, o se los agregue en el caso de un voto estratégico hacia el final de la contienda. Habrá que seguirles la pista hasta el día de la elección.
Rodrigo Galván
Rodrigo Galván, para no repetir los datos presentados por sus predecesores, decidió mejor compartir mejor una serie de reflexiones que vale la pena considerar a esta distancia del día de las elecciones. De inicio coincide con Roy es que las cifras en este momento sólo muestran las posibles condiciones de arranque de la contienda ya que fuera de AMLO por MORENA, no sabemos qué alianzas se van a dar o no, quiénes van a ser los candidatos de las mismas, y si habrá algún candidato independiente. La reflexión más interesante tuvo que ver con el potencial voto estratégico en contra AMLO. Los indecisos y los simpatizantes blandos de los demás partidos van a votar por quien perciban que pueda ganarle a AMLO, punto. Ese factor es un dato clave a tenerse en mente a lo largo de los meses por venir. Una reflexión más versó sobre el uso de número de votos en vez de porcentajes para poder entender mejor la evolución de las preferencias a lo largo de una campaña. Otra pregunta que se hace Rodrigo Galván es cuántos votos le quitará el PRD a AMLO. En el Estado de México fueron un millón de votos y demostró claramente como entre estos dos partidos hay un juego suma cero, lo que gana uno lo pierde el otro. Por último, es interesante observar cómo en este momento la preferencia por el PRI es mayor a la cantidad de personas que están dispuestos a votar por ese partido en el 2018. Mientras que en el PRD pero sobre todo en Morena, ocurre lo contrario, hay un mayor porcentaje de personas dispuestas a votar por esos partidos, que de personas que simpaticen con sus respectivos partidos.
Mesa 2
La segunda mesa nos presentó con diferentes iniciativas de investigación metodológica cuya búsqueda común es como medir mejor el comportamiento electoral en México a la vez que seguir explorando los diferentes determinantes del voto.
Ulises Beltrán
Así, Ulises Beltrán compartió su investigación sobre cómo mejor medir la compra de voto y el voto clientelar. El principal objetivo de su estudio fue contrastar diferentes aproximaciones para medir dicho fenómeno. Partiendo del principio de que es difícil medir un fenómeno cuando éste es mal visto por la sociedad, ya sea en términos morales o incluso ilegales. En estos casos las personas tienden a mentir. A dar respuestas “socialmente aceptables. Para tratar de combatir este efecto utilizó un diseño experimental, utilizado para fines similares en otros estudios y países. Sus conclusiones demostraron que usando el método experimental parece captar mejor la dimensión del fenómeno. Sin embargo, comparado con estudios similares en otros países pareciera que el método no es tan exitoso en México. Otros hallazgos que refuerzan conclusiones de estudios previos tanto del autor como de otros investigadores, es que el impacto del fenómeno de la compra de voto es pequeño, y que su práctica se da en los tres partidos políticos, pero sobre todo en el PRI. Así, este tema continúa siendo una investigación en proceso.
Jorge Buendía
Frente a el debate sobre la capacidad de las encuestas para medir adecuadamente un fenómeno como la preferencia electoral, Jorge Buendía plantea la hipótesis de que la preferencia electoral es una variable latente, que sólo puede ser medido mediante varios indicadores, de los cuales, la pregunta clásica de “Si el día de hoy fuera la elección para xxx, ¿por cuál candidato o partido votaría usted?” es sólo un indicador. Partiendo de esta base, realizó un análisis de conglomerados con varias preguntas relacionadas con la preferencia electoral hacia un candidato, en este caso específico, Andrés Manuel López Obrador. El resultado de su análisis fue una segmentación del electorado desde los más anti-AMLO hasta los enamorados de AMLO. Éste último segmento podría considerarse como su base dura de votantes y su magnitud es del 28% del electorado. Su análisis permite además caracterizar en términos sociodemográficos cada segmento, por lo que es útil también para conocer los rasgos sociales tanto de los incondicionales como de los detractores de AMLO. Queda pendiente replicar este análisis para los otros candidatos en contienda, y contrastar esto resultados primero, con el indicador básico, y luego con los resultados el día de la elección, para ver si este tipo de modelaje efectivamente mejora nuestro conocimiento del fenómeno electoral.
Ricardo de la Peña
Ricardo de la Peña busca también descifrar un modelo estadístico que permita a las encuestas estimar el resultado de una elección. Parte, al igual que Buendía, del convencimiento de que la pregunta electoral clásica es insuficiente. Y que los modelos convencionales, ya sea la preferencia efectiva” o los “modelos de votantes probables” han demostrado ser inconsistentes. Usándolos a veces se ha estimado adecuadamente el resultado de una elección, pero ese mismo modelo, usado en la siguiente elección, se equivoca por completo en la estimación. Así, de la Peña aboga por la incorporación de más variables en los modelos y buscar hasta encontrar el que mejor estime la siguiente elección. Por supuesto se debe tener en cuenta temas como la no respuesta (rechazo a contestar el cuestionario), la negación a contestar la pregunta electoral, o el mentir al responderla. Un hallazgo de sus pesquisas es que las principales fallas de las encuestas se han dado cuando la contienda se ha cerrado a una carrera bipartidista, en casos donde se mantuvo el pluripartidismo en la contienda, fue menor la tasa de diferencia entre la estimación y el resultado de la votación. En la misma tónica que los dos colegas que le precedieron, reconoce su labor como una investigación en proceso.
Y así terminó el seminario, demostrando que la comunidad de encuestadores de opinión pública está alerta y activa midiendo la evolución de las preferencias hacia el 2018, así como formando una comunidad de investigadores del comportamiento electoral en México.
Antes de la elección del 2018 habrá en el CIDE al menos dos seminarios adicionales en esta misma tónica de contraste entre medición y reflexión. En el inter, podrá monitorear la evolución de las preferencias a nivel nacional y en diferentes estados, a través de “El Observatorio CEDE 2018”.
A continuación puede ver el seminario completo: