Edmundo Berumen

BERUMEN Y ASOCIADOS

CEDE está compuesto por un grupo de colegas que nos reconocemos por la convivencia que hemos tenido a lo largo de décadas de estar metidos en este tema de medición de encuestas electorales que sabemos hacer, sabemos diseñar encuestas.

El que sepamos hacerla, no quiere decir que todas se hagan así, por que el cliente, el que demanda la encuesta, cuando le digo tres pesos contra 75 centavos dice dame la de 75, pero no va a tener validez y si publicas con mi nombre yo diré que todos los resultados valen para los entrevistados y sí lo hacemos así, avalaré que son inferencias válidas a la población de interés.

Mi ética y mi profesionalismo me obligan a advertírtelo desde antes de que me contrates, yo te proponga hacerlo así tú tienes el derecho de escogerlo así.

Debería haber más ímpetu de parte nuestra en convencer al cliente en las bondades de hacer encuestas que sí tengan el atributo de ser estrictamente probabilístico.

Nuestra responsabilidad social es empeñar en cada proyecto nuestro profesionalismo y nuestra ética en el trabajo que le realicemos al cliente. Y si algún cliente desvía el resultado, mi responsabilidad y la de mis colegas es levantar la mano y decir sí es cierto que me contrató el organismo, sí es cierto que hice una encuesta, sí es cierto que fue de tal tamaño, sí es cierto que la pregunta que fue difundida, es una de las que tenía el cuestionario.

O no es cierto que los resultados que acaban de divulgar son los que yo entregué, los que entregué son estos otros.

Un buen investigador, al primero que entrevista es a su cliente.

Aquel investigador que no hurgue en la cabeza de su cliente para entender sus necesidades y requerimientos es un investigador que va a salir a hacer una investigación, seguramente útil, seguramente buena, pero salió a ciegas, sin entender lo que realmente quería, lo que realmente necesitaba su cliente y en ese hurgar incluye retarlos, y es muy fácil retar al cliente.

“Ah, necesitas… muy bien, saca un lápiz y papel te voy a dictar la respuesta, ya acabé la encuesta”.

En esa pregunta: “no puedes vivir sin ella”, el resultado fue el siguiente: 15% piensa la opción A, 17% la B y el resto la C.

¿Qué vas hacer con los números?

Después de los segundos suficientes con su cara de What? No la ocupas y no te va a servir para tu estrategia. La que sigue.

Un buen encuestador nunca vende resultados, vende investigación y reporta lo que resultó de su investigación.

Lo que sí hace un buen investigador, es una breve y coloquial nota metodológica para que sea entendible por los lectores, que realmente comunique lo que significa un ejercicio de estimación, que siempre está sujeto a errores y no hay un número, toda estimación que se hace con una encuesta tiene su propio nivel de precisión y confianza y esto debemos aprender a comunicarlo y a exhibirlo para que la entienda la mayoría quienes leen los resultados de encuesta.

Es una tontería esas letras chiquitas que dicen: La encuesta tiene un nivel de precisión de más menos 5 por ciento, con un nivel de confianza…

Las encuestas no tienen ni precisión ni confianza, lo que lo tienen son las preguntas y las variables que con ellas se estima.

La muestra tiene un nivel…

Perdón, las muestras no tienen nivel de precisión y confianza, lo tienen las estimaciones que con ellas se derivan.

Nuestro trabajo aporta valor y este es una ayuda fundamental, el gremio de los encuestadores de opinión, quienes hacemos encuestas en el terreno políticoelectoral, aportamos a la sociedad, al Estado y al organismo que organiza las encuestas esa tranquilidad social.

No damos el resultado oficial. Es un aporte insustituible a la democracia de este país, más cuando se explotan los resultados del perfil de quien votó.

Yo intentaré argüir el que se monten al caballo de la encuesta estrictamente probabilística y quien no lo haga se va a ir al infierno y que así convenzan a sus clientes de las bondades.

No somos un gremio de magos, no hacemos magia, hacer bien una encuesta cuesta trabajo, tiempo y dinero. Si empiezo a permitir que no se observen, y por dar un ejemplo, se vale sustituir, si se niegan a contestar en una de las viviendas seleccionadas, uno de los miembros seleccionado, aquí hay una regla de sustitución.

No me importa cuán compleja sea la regla y cuán supervisada sea, quien hace eso destruyó ese delicado eslabón que permite hacer la inferencia a todo, ya dejó de ser una muestra y sembró una semillita que va a germinar en todo el personal de campo que les deja en su cabecita si se vale sustituir.

Sospeche de todo aquel colega que dice esta encuesta está basada en mil entrevistas, yo nunca lo logro, yo a veces tengo mil 11, a veces tengo 910, a veces 867, a veces mil 115, pero nunca una constante.

El enemigo a vencer es el cliente, ese que respira y que dice ya dámelo, el resultado, lo quiero. Hay quienes nos animamos a no darlo y decimos sí yo también lo quiero pero no tengo la información necesaria para tener la confianza de lo que sí sé hacer, sé medir, sé estadística, sé cuándo el número que te dé tendrá la robustez necesaria para ya no cambiar, entonces te lo entrego.

Hay colegas que no soportan esas presiones.

Nosotros no somos atinadores, nosotros hacemos investigación seria y reportamos cuando tenemos los estatus a la mano.

Sean exigentes con nosotros en la metodología, con los procesos, que no les dé flojera asomarse a ver cómo hacemos el trabajo.

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